Vuelve la comisión de seguimiento

A estas alturas puede parecer que Trànsit acabará cayendo por su propio peso. Cada vez hay más países que se echan atrás, abandonan la terapia afirmativa de género y la sustituyen con psicoterapia, acompañamiento y watchful waiting. El último fue Dinamarca, que el año pasado solo indicó tratamientos hormonales al 6% de los menores que pasaron por la clínica de género. Incluso la Academia Americana de Pediatría reconoce la polémica. Este mes reafirmaba su apoyo a la terapia afirmativa, pero al mismo tiempo anunciaba una revisión de toda la evidencia disponible (enlace al archive). Como dice un artículo de la organización Genspect, parece que la marea está cambiando. Sería razonable pensar que Trànsit tiene los días contados, y quizás sea así, pero de momento no hay señales de cambio. Al revés, todo indica que el servicio va viento en popa.

Al menos esa es mi impresión después de leer las actas de la comisión de seguimiento. En 2017, cuando Trànsit dejó de ser alegal, se creó un nuevo modelo de atención despatologizante para toda Cataluña y una comisión que seguiría su implantación. Resulta que la comisión ha despertado después de casi 4 años de inactividad, y todo apunta a que siguen haciendo oídos sordos a las advertencias que llegan de otros países. Con el apoyo del Departament de Salut, Trànsit ha abierto una nueva unidad en Badalona, ha hecho formación al personal sanitario y presiona para que se hagan más cirugías. Y todo esto sin tener dirección. Rosa Almirall se jubiló el 31 de marzo y todavía no tiene sucesora (como indica este documento recibido a través del portal de transparencia de la Generalitat el 25 de julio de 2023).

Reunión de febrero

La comisión tuvo problemas desde el primer día, en parte porque su objetivo no estaba claro y eso dio lugar a conflictos internos, como conté en otro post. Algunos médicos habían sido invitados a participar como expertos y representantes de sociedades científicas, pero los activistas de Transforma la Salut dijeron que no eran bienvenidos, especialmente los psiquiatras. Para ellos, la comisión es una manera de controlar que Salut cumple con sus promesas, y aprovecharon la primera reunión de este año para recordar que esta “no se reúne para repensar el modelo, sino para reforzarlo.”

Aquel primer conflicto se resolvió echando a los médicos, supuestamente para que pudieran participar en unos grupos de trabajo que acaban de crearse ahora, cinco años después. Tampoco haría una gran diferencia si los médicos se hubieran quedado en una comisión que se ha reunido 3 veces desde 2018. Por eso sorprende que en lo que va de 2023 ya se haya reunido dos veces, en febrero y mayo, que se crearan los grupos de trabajo y la reincorporación de personal sanitario (enlace al acta de la reunión de febrero, recibida a través del portal de transparencia de la Generalitat el 21 de julio de 2023).

Los nuevos sanitarios son:

  • Anna López. Jefa de cirugía plástica en el hospital de Bellvitge y coordinadora territorial de cirugía de reasignación de sexo.
  • Cristina Martínez. Matrona y directora del Área de Salud Sexual y Reproductiva de Barcelona desde hace 20 años.
  • Anna Carmona, ginecóloga de la unidad Trànsit de Terrassa.
  • Magda Campins, jefa de epidemiología del hospital Vall d’Hebron y miembro de la comisión deontológica del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña.
  • Rosa Almirall. En febrero todavía era directora del servicio, pero también asiste en mayo después de jubilarse, como presidenta de la ONG Kasa Trans, una extensión privada de Trànsit.

Así que la Comisión vuelve a ser médica, pero esta vez se aseguraron de que 4 de los 5 profesionales estaban a favor del nuevo modelo, y de que no había endocrinólogas ni psiquiatras. Los nuevos miembros están tan bien elegidos que, según Almirall, Cristina Martínez fue quien le dio permiso para empezar Trànsit en 2012, como contó en la charla inaugural. También ha dicho que sólo se lo permitieron porque le debían un favor, y que sobre todo no hiciera mucho ruido, quizás por eso de que era un servicio “alegal”.

La primera reunión de este año se dedicó sobre todo a los reproches. Los activistas de Transforma se quejan de varias cosas, y ya no se molestan en ocultar que quieren que Trànsit controle completamente la atención a las personas con disforia. Por un lado piden que las formaciones que hace el servicio sean obligatorias para todos los sanitarios (no sé como son esas formaciones, pero viendo las que ha hecho Almirall me puedo hacer una idea). También dicen que a partir de marzo “se volverán ilegales todas las unidades que atiendan a personas trans que no estén dentro del modelo”, pero, por las dudas, quieren que quede claro que los únicos equipos de referentes son las unidades Trànsit y no la UIG del Hospital Clínic. Parecería que quieren impedir que los médicos que no están de acuerdo con el modelo puedan atender a pacientes, y como no pueden prohibírselo intentan que queden marginados. Sobre las cirugías, parece que había una lista de espera no oficial y que ahora se está regularizando, pero la mitad de las personas contactadas no quisieron pasar a la lista oficial. En la siguiente reunión se habla más del tema.

Si algo positivo ha salido de todo esto es que tanto a Almirall como a los activistas les preocupa la opinión pública. Ya lo vimos con el tema de TV3, cuando los reporteros quisieron hacer un programa documental y Trànsit se negó a darles datos “porque se podrían interpretar erróneamente.” En el acta de esta reunión vuelven a pedir opacidad. Almirall y Transforma dicen que Trànsit no debería dar números sobre los pacientes que atendió entre 2012 y 2017 “porque la Unidad tenía una situación de alegalidad y los datos, por tanto, no son comparables.”

Otra nueva miembro de la comisión es Fina Campàs, del Consell Nacional LGTBI, un órgano consultivo creado por la Generalitat, quien trae propuestas tan razonables como las de Transforma. Campás cree que Salut debería crear una bolsa de trabajo separada para “profesionales sanitarios trans, que podrían dar información más precisa y basada en la propia experiencia, además de dar más confianza a las personas trans atendidas que quieren pasar por una cirugía de modificación genital.” Aunque suene descabellado, en Cataluña ya ha habido ofertas de trabajo específicas para personas “trans” (fuera de la sanidad).

El último reproche de la comisión va dirigido a Magda Campins, que representa al Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña. En enero de este año, el Consejo publicó su postura respecto a la terapia afirmativa. No es un documento radical, los médicos se limitan a decir que hay poca evidencia a favor y muchos riesgos inciertos, y mencionan que varios países han renunciado a este modelo. Según el acta, en la comisión “se comenta que [el documento] afecta a las políticas públicas en beneficio de las personas trans y se pide que se retire de la página web del Colegio, hasta que puedan repensar y actualizar su posicionamiento.” Quienes lo comentan son Fina Campás, los activistas de Transforma y Lluïsa Giménez, responsable del área de planificación y desarrollo territorial de la dirección general de políticas públicas LGTBI+ de la Generalitat, pero a pesar de la insistencia el documento sigue disponible en la web del colegio, y nada indica que se hayan replanteado su postura.

Los datos del periodo alegal

Creo que la mejor respuesta a Almirall y al transactivismo es volver a publicar los datos que no quieren que veamos, sacados del Informe Trànsit. 789 personas fueron atendidas en sus años de funcionamiento alegal, 166 eran menores de edad. En 2016 presumían de haber dicho que sí al 100% de los pacientes que pidieron hormonas, y que el 87% las recibió en la primera visita (en la página 22 de este otro informe).

En su momento les pareció buena idea empezar un servicio médico saltándose los mecanismos habituales. Almirall habla sin tapujos de como empezó todo, de que usó favores personales, de que la denunciaron, de que pidió ayuda al activismo para presionar al Govern. Ahora quieren que olvidemos, pero que fuera alegal no hace menos real los tratamientos hormonales y la atención médica que dieron a sus pacientes. Quizás sea cierto que está cambiando la marea.

1 comentario en “Vuelve la comisión de seguimiento”

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