Activismo en PRISMA Ciencia

PRISMA Ciencia es una organización fundada en Pamplona en 2019 para promover la igualdad de las personas LGTBI en el ámbito de la ciencia, tecnología e innovación (CTI). La organización se posiciona firmemente con el activismo trans, como quedó patente en las “10 medidas PRISMA para la igualdad LGBTQIA+ en centros de investigación y entornos CTI”.

Miembros de PRISMA Ciencia con el Ministro de Ciencia e Innovación Pedro Duque, poco después de constituirse la organización en 2019. Fuente: Twitter

Las medidas se dividen en los ámbitos de educación, protección y visibilidad, y están centradas en las reivindicaciones del activismo trans. Por ejemplo, la medida 6 dice que hay que evitar las clasificaciones binarias de género, crear baños mixtos y preguntar el género en lugar del sexo en los formularios administrativos, con multitud de opciones para elegir. La medida 4 pide más oportunidades de trabajo para la gente trans, ya que en 2017 en España estas tenían un 85% de paro, una cifra que, por otro lado, nunca ha sido respaldada por ninguna fuente.

La medida 5 va más allá y pide que se establezcan protocolos para gestionar la transición en el lugar de trabajo, poniendo de ejemplo los que usa la Alianza Americana de Museos. El protocolo de la organización americana incluye una guía específica para compañeros de trabajo de una persona que está transicionando. La guía es tajante en cuanto a la necesidad de usar los pronombres preferidos, diciendo que “al negarte a usar el nombre y pronombres apropiados, estás priorizando tus necesidades por encima de los derechos de tu compañero de trabajo. Por favor recuerda esta información y piensa en qué significa respetar a tu compañero. (…) Cuando haces misgender a un compañero, estás diciendo que no lo respetas como persona y esto hará tus relaciones de trabajo muy, muy difíciles.” En uno de sus anexos explica cómo disculparse cuando alguien usa los pronombres incorrectos, así como estrategias para lidiar con un compañero que se niega a usar estos pronombres.

Apoyo a la Ley Trans

El año pasado PRISMA mostró su apoyo a Ley Trans publicando un argumentario a favor de la autodeterminación de género “por sus beneficios científicamente constatados”. El argumentario estaría basado en “estudios de medicina, epidemiología y ciencias sociales entre otras disciplinas”.

Sin embargo, el documento hace generalizaciones que no se basan en estudios de ningún tipo, como que “la discriminación hacia las mujeres no se basa predominantemente en su sexo biológico, sino en características del género, es decir, porque su entorno y/o ellas se perciben como mujeres”. También citan artículos de opinión para justificar sus posturas, creando la impresión de que se basan en evidencia científica, o citan erroneamente las conclusiones de las fuentes.

El argumentario dice que “las evidencias indican que las mujeres trans en su mayoría no socializan como hombres cis, y los hombres trans no socializan como mujeres cis, ni antes ni después de su transición (Cerqueira-Santos, de Santana, & de Miranda Ramos, 2020).” La fuente es un estudio en el que participan 3 personas trans, de los cuales solo uno es una mujer, por lo que difícilmente se puede hablar de una mayoría.

Sobre el proceso actual de cambio de sexo legal, PRISMA dice que “es percibido como intrusivo y deshumanizador, lo que pone en duda si es ético requerir informes médicos como prerrequisito para el cambio del sexo legal (Ashley, 2019; European Commission 2020).” Ashley 2019 es un artículo de opinión de una estudiante de máster, y se basa en sus “experiencias personales y comunales como académica trans”, no en evidencia científica.

Lo mismo sucede cuando abordan la falta de seguridad en algunos espacios mixtos. La organización propone que “en casos sensibles como los espacios protegidos para mujeres víctimas de violencia sexual que se puedan sentir amenazadas por ciertos rasgos estereotípicamente considerados masculinos de una mujer trans sin passing completo, es necesario encontrar soluciones individualizadas; más factibles y más justas que excluir a las mujeres trans de estos espacios basándose en hipotéticos riesgos de estas medidas (Dunne, 2017; Manners, 2019).” Manners 2019 no aparece en la lista de referencias, pero parece ser este artículo de opinión de la trabajadora social Paula Manners, que tampoco es evidencia y ni siquiera fue publicado en una revista científica.

Sobre los bloqueadores de la pubertad dicen que son “considerados sustancias seguras y cuyo uso se fundamenta en casi tres décadas de experiencia clínica, desde mediados de la década de 1990 (Guerrero-Fernández, Barreda-Bonis, & González-Casado, 2015; Giordano & Holm, 2020).” Ninguna de las dos referencias que citan es un estudio científico, y tampoco dicen que los bloqueadores de la pubertad sean seguros. La primera es una mesa redonda de 2015, no un estudio científico, y los autores reconocen que es frecuente ver un “retraso de crecimiento inducido por el bloqueo durante la edad puberal junto con una sutil desproporción de segmentos”, y que se desconocen “los efectos exactos a largo plazo sobre la fertilidad”. La segunda es un editorial de 2020 que entra más en detalle sobre los riesgos de estos tratamientos:

“Existe cierta evidencia de estudios de seguimiento de que adolescentes tratados con GnRHa [bloqueadores de la pubertad] y luego con hormonas sexuales cruzadas podrían no alcanzar los mismos niveles máximos de densidad ósea que hubieran alcanzado si no hubieran sido tratados (Klink et al.,2015) y este problema ha sido identificado como uno de los temas prioritarios en investigaciones futuras (Olson-Kennedy et al.,2016). Los hallazgos son difíciles de interpretar, dado que la evidencia disponible sobre densidad y masa óseas en las personas transgénero que reciben tratamiento hormonal afirmativo de adultos es ambigua (Wiepjes et al.,2019). (…) El impacto de la hormonación cruzada y la previa administración de GnRHa sobre la fertilidad en esta situación (en la que una persona no necesita o pide cirugía genital) es desconocido.”

El hecho de no mencionar que existe un debate abierto sobre los efectos adversos de los bloqueadores de la pubertad, citando solo fuentes que confirman su punto de vista, constituye de por si un claro sesgo ideológico. Citar fuentes erróneamente para apoyar este sesgo es aun más grave.

La teoría del estrés de minorías de género

Algo similar ocurrió cuando PRISMA publicó una serie de infografías sobre las personas de género no binario. La guía dice que los problemas de salud que presentan muchas personas no binarias, como depresión, autolesiones o intentos de suicidio, “no se deben a que sean personas no binarias, sino que son consecuencia directa del acoso y discriminación que sufren y de la falta de referentes e información sobre la realidad de otras personas no binarias”.

Fuente: Twitter

Esta idea se basa en la teoría del estrés de minorías de género. Este modelo se desarrolló para estudiar la situación de las personas gays, lesbianas y bisexuales. Según este modelo, las personas LGB rechazo social, lo que a su vez genera estrés y afecta a su salud. Por tanto, algunos problemas de salud de este grupo social no se deberían a diferencias biológicas o de su estilo de vida, sino a la influencia negativa de la sociedad. El modelo de estrés de minorías de género aplica la misma idea a las personas trans, no binarias y otras minorías de género.

Aunque se ha visto que muchas personas que se identifican como trans o no binarias sufren más trastornos emocionales, ningún estudio ha demostrado que estos se deban al rechazo social. Podría ser que los trastornos emocionales existieran antes de que estas personas se identificaran como minorías de género. A pesar de la falta de conocimiento sobre el tema, PRISMA no duda en establecer que la causa de estos problemas es el acoso y la discriminación. Como sucede con los bloqueadores de la pubertad, la organización prefiere ignorar la incertidumbre que existe sobre el tema y fingir que hay un consenso científico.

Misoginia en la Conferencia PRISMA

La edición de 2021 de la Conferencia PRISMA incluyó una charla titulada “Análisis de datos del discurso de odio queerfóbico en la red social Twitter”, en la que Jara Juana Bermejo Vega intenta demostrar que existe una connivencia entre las feministas radicales y la extrema derecha. Para ello, Bermejo Vega crea una lista de cuentas TERF, una sigla del inglés que significa Feminista Radical Trans Excluyente, frecuentemente usada para acosar y promover la violencia contra mujeres feministas. El criterio para clasificar a una cuenta como TERF eran que fueran mujeres que se definían como feministas y que, a criterio de Bermejo Vega, publiquen contenido visiblemente transfóbico.

Diapositiva de la charla “Análisis de datos del discurso de odio queerfóbico en la red social Twitter”. Fuente: YouTube

La investigación consistía en crear mapas de interacción de cuentas de Twitter para demostrar que hay personas de extrema derecha que apoyan el contenido publicado por feministas radicales, como los hashtags que pedían la dimisión de Irene Montero. Aunque su intención era publicar los resultados en una revista científica, a día de hoy no hay más información disponible.

Activismo y comunicación científica

El caso de PRISMA es un ejemplo de como la ciencia es manipulada para apoyar postulados acientíficos con objetivos políticos. Su trabajo crea la impresión de que las ideas del activismo trans cuentan con el apoyo de la comunidad científica. La realidad es que solo una minoría conoce estas ideas, y cuando las conocen no las apoyan, como han demostrado las duras críticas a la Ley Trans hechas por organizaciones de profesionales.

Hasta ahora, la lista de organizaciones que se han mostrado en desacuerdo con el proyecto de ley incluye: Organización Médica Colegial de España (que incluye a todos los colegios de médicos), Sociedad Española de Bioética y Ética Médica, Asociación de Psiquiatras de la Adolescencia y la Infancia, Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Comité de Bioética de España, Colegio de Médicos de Madrid, Academia Española de Sexología y Medicina Sexual y el Observatorio de Salud Sexual, Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Grupo de Ética de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria.

Ayer tuvo lugar la charla “Intersexualidades: historia, tensiones y alianzas con los discursos científicos”, organizada por el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona con el apoyo de PRISMA Ciencia. En la actividad participó el biotecnólogo y miembro de PRISMA Simón Perera, quien afirmó que el sexo biológico no existe, ya que se trata de un constructo social basado en una realidad tan variable que se podrían crear ocho mil millones de categorías sexuales. La semana que viene, PRISMA celebrará su conferencia anual en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona, donde participará la doctora Rosa Almirall para hablar de salud trans. Resta por ver si, en el momento clave que vive el debate sobre la Ley Trans, PRISMA Ciencia seguirá apostando por el activismo trans que genera desinformación, o apostarán por la comunicación científica rigurosa.

2 comentarios en “Activismo en PRISMA Ciencia”

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